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Mostrando las entradas de marzo, 2025

Recuerdos de DINA

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  Recuerdos de Dina Dina llegó a nuestras vidas como un pequeño torbellino de pelo y alegría. Desde el primer día, sus ojos brillantes y su cola inquieta nos dejaron claro que no era una mascota cualquiera, sino un espíritu libre que elegiría amarnos a su manera. Cuando Dina tenía dos años, como toda adolescente, le encantaba la calle. No podíamos dejar la puerta abierta porque se escapaba, y eso pasó un sábado del 2015 cuando visitábamos a los abuelos en Guarne, cuando nos percatamos que Dina no estaba, todos nos preocupamos mucho, pues era una mascota a quien muchos humanos podrían y querrían llevársela a casa como compañía. Ella parecía saberlo, pues todos en la calle se lo hacían saber con caricias y palabras dulces. María José empezó a llorar y Liliana inmediatamente puso aviso en las redes sociales. Las tías, en tiempo récord, pegaron avisos por todo el vecindario procurando que Dina apareciera. Una hora después, una persona al ver el anuncio en Facebook se comunicó, e inmedi...

Raíces de eternidad. El susurro de Dina entre las hojas

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  Hace una semana que Dina partió. Una semana que parece una eternidad envuelta en silencio. Los pasillos de la casa, antes animados por el golpeteo de sus patas pequeñas pero firmes, ahora solo guardan ecos de su ausencia. Es curioso cómo funciona la memoria y el corazón: mientras estuvo con nosotros, su presencia era natural como el aire que respiramos; ahora que se ha marchado, cada rincón la grita, cada sombra la dibuja. ¿Será cierto lo que alguien en momentos de reflexión compartió? ¿Que el duelo es el precio que pagamos por el amor? Si es así, amamos demasiado a Dina, porque este dolor se desborda como río sin cauce.  Los expertos en duelo animal llegan con sus palabras bien intencionadas, con sus etapas y procesos, con sus consejos de "tiempo al tiempo". No entienden que este dolor no es un enemigo a vencer, sino una forma extraña y preciosa de seguir amando. Porque mientras hayamos recuerdos, mientras su nombre siga naciendo en nuestros labios cada mañana, Dina no se ...

Perseguir una pasión…tiene sus riesgos

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  Perseguir una pasión, tiene sus riesgos Nunca subestimes a alguien que tiene la valentía de salirse de su comodidad para perseguir una pasión que Dios puso en su corazón. En el silencio de nuestras reflexiones más profundas, todos hemos escuchado esa voz interior que nos invita a ir más allá, a explorar nuevos horizontes, a perseguir esos sueños que parecen imposibles pero que resuenan con la esencia misma de quienes somos. Esta voz, este llamado, no es casualidad. Es el eco de un propósito mayor, de una pasión sembrada en nuestro corazón por manos divinas. El dilema del confort La zona de confort, ese espacio de predictibilidad donde todo parece seguro, puede convertirse silenciosamente en una prisión dorada. ¿Cuántos talentos han quedado sepultados bajo el peso de la rutina? ¿Cuántos sueños se han desvanecido por miedo a lo desconocido? Cuando decidimos dar el salto hacia aquello que nos apasiona, es inevitable que algunas relaciones se transformen. Personas que creíamos cercan...

La última caricia

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  La Última Caricia: Crónica de un Duelo Floreciente En la tarde que parece suspendida en un tiempo distinto, las manos tiemblan al recibir lo que hace apenas días era impensable. Un hermoso kit llegó hoy a casa, conteniendo no solo cenizas, sino fragmentos tangibles de lo que fue una vida de lealtad incondicional. Las cenizas de Dina, acompañadas de un peluche que evoca su textura, tierra fértil que promete continuidad, una semilla cargada de esperanza y fotografías que congelan instantes de alegría compartida. Hace apenas una semana, Dina jugueteaba por los rincones de la casa, llenando cada espacio con su presencia. Salió de paseo, como tantas otras veces, sin saber que sería la última vez que marcaría su territorio en las calles conocidas. Aún con su enfermedad avanzando sigilosamente, su cuerpo emanaba calor, mientras sus ojos, ventanas de un alma pura, buscaban consuelo en las miradas familiares. Su partida no fue anunciada con trompetas ni grandes gestos. Simplemente ocurrió...

Un día llegaste 🐶

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  Dina. Así quiso llamarte María José (tu nombre contiene las iniciales del equipo de sus amores, Deportivo Independiente Nuestro Amor). Llegaste hace 12 años a nuestro hogar, transformando con tu presencia cada rincón de nuestra casa y cada espacio de nuestros corazones. Una semana atrás te enfermaste. Algo te pasaba. Sin imaginar que sería nuestra última despedida, te dejé en la clínica con un abrazo que ahora desearía no haber soltado jamás. Vi tus ojos, esos ojos que siempre me entendieron sin palabras, y sentí un nudo en la garganta que intenté ignorar. Me negaba a aceptar que esa mirada tuya me estaba diciendo adiós. Muchas personas no entenderán este dolor que ahora nos desgarra por dentro. ¿Cómo explicar el vacío que deja tu ausencia? Ya no está esa cabecita curiosa asomándose por el balcón, esperando con impaciencia nuestro regreso. La casa se siente inmensa y vacía sin el sonido de tus patitas corriendo por el pasillo. El silencio duele. Cada viaje que emprendamos ahora t...

El primer amanecer sin ella 🐕

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La Huella Eterna de Dina El primer amanecer sin ella llegó con una crueldad silenciosa. Siete horas después de que Dina partiera a ese lugar donde los perros corren libres para siempre, me encontré caminando solo por primera vez en años. Las calles parecían las mismas, pero todo había cambiado. La ruta que tantas veces recorrimos juntos se extendía ante mí como un lienzo vacío. Mis pasos, ahora sin el ritmo que ella marcaba, sonaban huecos sobre el pavimento. Caminaba con la cabeza gacha y los ojos nublados por lágrimas que se negaban a cesar, deteniéndome instintivamente en cada punto que ella, la pequeña gran alfa, había marcado como territorio exclusivo en nuestras innumerables aventuras matutinas. Antes, cuando paseábamos sin prisa —porque era Dina quien dictaba el tiempo y el espacio de nuestro mundo compartido— los transeúntes se detenían, hipnotizados por su belleza. Deportistas, trabajadores de la salud, caminantes ocasionales... todos se inclinaban ante ella, rendidos a su enc...