Queremos callar a Jesús?

 


¿Queremos callar a Jesús?


Hoy, después de asistir a la Santa Misa, el sacerdote terminó su reflexión con una pregunta,  la cual me sentí obligado a responder en esta reflexión: 


¿Queremos callar a Jesús? 


En el silencio de los tiempos modernos, se levanta una voz que retumba más allá de los muros del poder, más allá de los intereses mezquinos y las ambiciones desmedidas. Una voz que incomoda, que desestabiliza, que desenmascara la hipocresía de quienes se creen intocables.


La voz de Jesús no es un murmullo, es un rugido que atraviesa los corredores del poder político, judicial y religioso. Aquellos que se autoproclaman señores de la verdad tiemblan ante su mensaje transformador, porque saben que cada palabra es un cincel que desmorona sus estructuras de mentira.


Los políticos corruptos, sedientos de poder, intentan acallar esta voz que desnuda su verdadera naturaleza. Los jueces que tuercen la justicia, que condenan al inocente y absuelven al culpable, pretenden silenciar el clamor de la verdad. Incluso dentro de la misma Iglesia, ministros que han olvidado el Evangelio buscan amordazar el mensaje profético, predicando no la palabra de Dios, sino las blasfemias de su propio ego.


Pero lo que no comprenden es que la voz de Jesús no se puede acallar. Como resucitó al tercer día, su mensaje renacerá una y otra vez, desafiando los imperios construidos sobre la injusticia. No hay poder humano capaz de detener la fuerza de una verdad que libera, que transforma, que restaura.


Cada intento de silenciar esta voz será un impulso más para su proclamación. Cada piedra que lancen será un pedestal para que el mensaje se eleve más alto. Porque la voz de Jesús no es solo un sonido, es un movimiento, una revolución que restaurará el orden divino en un mundo fragmentado.


Y cuando menos lo esperen, cuando crean haber triunfado en su silenciamiento, la voz se levantará con más fuerza, con más claridad, recordándonos que ninguna oscuridad puede apagar la luz verdadera.


@omantoni1

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