SOBRE EL SÍNODO DE LA FAMILIA

CARTA ABIERTA A MONSEÑOR DANIEL FERNÁNDEZ, OBISPO DE ARECIBO 

Al leer la ponencia del obispo de San Juan Monseñor Roberto González Nieves en el Sínodo de la Familia,  me llenó de gran esperanza el contemplar los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización que tiene nuestra Iglesia. Pág. 4-5 Periódico El visitante.

En la ponencia, La misericordia apoyada y fortalecida con el amor, se puso de manifiesto el deseo que los esposos divorciados vueltos a casar y que presenten un sincero arrepentimiento puedan ser aceptados en comunión plena con la Iglesia recibiendo los sacramentos de la confesión y la comunión sacramental, los cuales son negados a quienes con rectitud de corazón han buscado el insondable y misericordioso corazón de Jesus. 

Muchos matrimonios, por experiencia en el ejercicio de mi vida sacerdotal, viven un injusto calvario al no poder recibir el ansiado perdón sacramental ni poder alimentarse con el bendito manjar celestial de la Eucaristía.  Del presente sínodo, muchos de ellos esperan que sus pastores, dóciles al espíritu sean consecuentes al evangelio del Señor privilegiando el amor a la norma. No creo que con esto estemos desobedeciendo a Dios, porque no se está promulgando, defendiendo ni aceptando el divorcio, solo se está pidiendo misericordia con aquellos que por mil razones en un momento de su vida tomaron una equivocada opción en su vida pero que ahora viven un acertado camino de Emaús.

Consecuentes con el evangelio del Señor que no ha venido a buscar lo bueno si no lo malo, lo sano sino lo enfermo, la Iglesia como madre, maestra y fiel administradora de la misericordia divina, debe despejar el camino y abrir la puerta para que muchos de sus hijos puedan contemplar en la intimidad del espíritu "cuan bueno es el Señor". 

Las dos propuestas presentadas por Monseñor Roberto: 
1º Que los divorciados vueltos a casar civilmente puedan entrar en el "orden de los penitentes" a través  de los " lugares de encuentro con Jesucristo".
2ª Un programa de reestructuración de la dirección espiritual , son a mi entender, el camino correcto al que  no debería oponerse ningún pastor ni participante sinodal para que nuestros hermanos divorciados puedan tener la dulce experiencia de escuchar el tan ansiado " No te condeno, pasa al banquete de tu Señor"


Este domingo al participar de la Eucaristía en una de las parroquias de la Diócesis de Arecibo, no podía creer lo que estaba escuchando en los avisos parroquiales, cuando se dio lectura a una carta circular del Obispo de Arecibo al reaccionar frente a la ponencia de su colega y Pastor Monseñor Roberto.( www.diocesisdearecibo.org). 
Ya no  me debería sorprender la falta de amor y misericordia que en su ejercicio episcopal siempre ha mostrado monseñor Fernández. Me resisto a compararlo con un personaje del Antiguo testamento, pero su apego amalgámico a la ley y su renuncia constante al amor, me traen a la memoria al sumo sacerdote, capaz de entregar al suplicio de lo cruz a quien era el máximo esplendor de la verdad.

Observando el rostro de muchos fieles, notaba la expresión de desagrado y el ¡otra vez! El obispo con las mismas desacertadas salidas con quienes opinan diferente a el. 
Es raro ver al obispo de Arecibo reaccionar frente a la pobreza, la injusticia, la corrupción, las mafias de drogas que destruyen la juventud,  el crimen del aborto; pero es muy pronto para pronunciarse cuando los temas tocan la vida sexual o matrimonial. Me cuestiona y preocupa mucho su "modus operandi", su lema de obispo cada día se hace más distante, es como  un antónimo a la misericordia " no hay temor en el amor" muchos opinamos la contrario,  pues en su modo de actuar lo que hay es mucho temor en el amor. 

El regaño que le ha dado públicamente a Monseñor Roberto en su carta circular leída en todas las parroquias de la Diócesis de Arecibo, dista mucho de la comunión que deben tener los pastores, aunque ya es sabido que actúa como rueda suelta en la conferencia episcopal de Puerto Rico. Estos temas deberían tratarse en privado, estoy seguro que el arzobispo de San Juan tiene la suficiente madurez y humildad para escucharlo. No haga lo del muchacho rebelde que con penosa inmadurez, pública a los cuatro vientos todo lo que no le gusta. " si usted cree que su hermano Obispo Monseñor Roberto está equivocado, "Corríjalo a solas" no produzca más confusión que ya es suficiente la que mi amada Iglesia de Arecibo tiene. No confíe demasiado en su  "Sanedrín y mujeres devotas" que siempre le aplaudirá todo lo que usted inconsultamente con el Espíritu pronuncie, mejor escuche la conciencia que como "muda y pertinaz testiga" aboga para que usted opte por el verdadero camino del amor.

Monseñor Fernández, no le cierre las puertas de la misericordia a muchos santos esposos civilmente vueltos a casar,  para que se acerquen al sacramento de la Confesión y la Eucaristía"; no " bote la llave" que a usted Dios le entregó para que muchos hombres y mujeres de buena voluntad puedan entrar y sentir el abrazo tierno y bondadoso de su santa madre la Iglesia.
A propósito el santo Padre en la homilía de este domingo pide: "no excluir a los Bartimeo, ni programar la fe, aceptando lo que el Señor nos pone delante, inclinándonos como Jesús hacia las personas heridas. Los discípulos de Jesús están llamados hoy a poner al hombre en contacto con la misericordia compasiva que salva". 

Ruego al Señor,  para que usted se convierta en instrumento de la auténtica misericordia, aún es joven y puede hacer mucho bien.

PD:
La confusión en los fieles no la produjo la ponencia de Monseñor Roberto, la produjo usted con su apresurada carta circular. 

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